¿Por qué un libro sobre Arbeiza?

¿Por qué un libro sobre Arbeiza y sobre la Virgen de los Conjuros? A esto se puede responder con otra pregunta: ¿Por qué no? Y es que Arbeiza, aunque pequeño, es un pueblo con gran cantidad de temas y de elementos para ser abordados y escribir sobre ellos de forma extensa y detallada. Hacer historia local, no es fácil. No es fácil sobre todo por la dispersión de datos, de archivos y de fuentes de información. No es fácil, porque en general, a los historiadores les interesan temas mas generales y pocas veces reparan en la historia menuda la gente sencilla. Pero debo reconocer que hacer este tipo de monografías locales es muy satisfactorio para el autor y para el propio pueblo, porque concedes a los pueblos un protagonismo que pienso, deben tener en la sociedad actual, también con el objetivo de mantenerlos vivos, que creo es muy necesario. Sobre Arbeiza, como ya he indicado, se pueden escribir muchas cosas y no nos debe sorprender un libro como este. Ya desde la antigüedad encontramos datos sorprendentes sobre Arbeiza. Cerca del río Ega, que cruza el término municipal, aparecen signos de romanización, estelas, que nos indican que fue un lugar poblado y que ya tuvo para aquellas gentes un atractivo para establecerse aquí a vivir. Hay más cosas interesantes, de esta época: unas piedras antropomorfas detrás de la iglesia, signo también de pobladores primitivos. Lo que se conocen popularmente como tumbas abiertas o excavadas en la roca, esconden también este tipo de piedras. Este entorno tras la iglesia y sus magníficas vistas sobre el valle, lo hacen singular. Es un sitio donde los antiguos celebraban sus reuniones, como aparece descrito en el libro. Lo mejor de todo, es que este curioso lugar lo podemos seguir disfrutando hoy en día porque además está siendo recuperado, limpiado y adecentado con esfuerzo y dedicación por parte de los vecinos. También se puede escribir, y no poco, sobre los palacios de Arbeiza. Ningún pueblo de Navarra, de un tamaño como éste puede presumir de tener tantos palacios y tan bien conservados. ¿Por qué? Por un mayorazgo. En este pueblo, como en algunos otros, se estableció un mayorazgo. Es decir, que en una determinada familia, en un momento determinado, se dicta que todas las posesiones y bienes han de ser para un único heredero, normalmente el hermano mayor, de ahí el nombre de mayorazgo, que nunca puede vender ni desprenderse de ninguna posesión, casa o tierra, sino al contrario, aumentar este patrimonio. Por ello, en Arbeiza el mayorazgo acabó teniendo tantas casas y palacios, muchos de ellos fuera de la localidad (en el valle de Yerri, en el resto del valle de Allín, en Améscoa y hasta en la ribera, tenía posesiones el mayorazgo de Arbeiza). Hay dos casas principales: el primitivo caserón, al entrar en la plaza, en la calle contigua (hoy en día de los Padres Agustinos) donde estaba establecido el núcleo de esta familia y después otro palacio, el de los Ursúa, en la misma plaza, donde se estableció una rama del clan. Y así poco a poco fueron extendiendo y acumulando riquezas y posesiones. ¡Que suerte para ellos!, pero también para nosotros, porque esta riqueza les permitió conservar un importante patrimonio hasta nuestros días. Y es que cuando estas antiguas familias desaparecen o se extinguen, comienza también a desaparecer con ellas, un rico e interesante legado cultural. En este caso de Arbeiza, al menos una magnífica biblioteca (dicen los que la conocieron que era impresionante) y una extraordinaria colección de trajes antiguos. Seguro que había mas cosas en estos palacios, pero uno también tiene sus limitaciones a la hora de investigar. Pero no sólo se puede escribir sobre estos dos palacios: en Arbeiza hay otras antiguas casas que también están muy bien conservadas y que podemos contemplar hoy en día, sobre todo alrededor de la plaza principal: Casa Lizarraga, otro palacio de ladrillo de los Antona y Fidalgo al otro lado de la plaza, la misma casa parroquial, reedificada soberbiamente en la época del barroco y otras mas. También me podría haber extendido en las riquezas naturales de Arbeiza: un pueblo con río, es siempre un pueblo rico. Los que somos de secano y hemos padecido las fuertes canículas, lo valoramos más. El agua es riqueza. Desde antiguo las gentes de Arbeiza aprovecharon las aguas del río Ega sobre todo para el riego de la fértil vega, la tierra de aluvión, que se llama, pero también para la pesca y otra cosa muy importante antiguamente: los molinos. También en Arbeiza había molino: tasas e impuestos por la molienda, trasiego de gente a moler, etc. Con el paso de los años el río siguió siendo fuente de riqueza, sobre todo con la instalación de una central eléctrica y de una importante fábrica de harinas. Otra riqueza natural de Arbeiza: sus rocas, las canteras. También este capítulo da mucho juego y tenemos documentación sobre ello. Ya en la edad media había aquí unas importantes canteras de yeso. Debemos reparar en la estratégica situación natural de Arbeiza: a un lado la tierra llana, fértil y el agua, al otro lado la roca, el yeso, las canteras y el monte para la caza y la leña para los hogares. También podemos pensar que para Arbeiza fue estratégico estar al lado de Estella, sin embargo he de aclarar que no fue Estella lo que le dio entidad e importancia a este pueblo, sino otro lugar cercano: Irache. El monasterio de Irache ejerció jurisdicción o dominio sobre este pueblo, de forma muy acusada, aunque no llegó a ser un pueblo satélite o un pueblo-monasterio, como suele ser frecuente en este tipo de lugares: en el caso de Irache, fue Ayegui el que estuvo a la sombra del monasterio, mientras que Arbeiza supo aprovechar sus recursos y sinergias con los monjes de Irache: arrendando fincas, casas, molinos (muy importante el control del monasterio sobre los molinos, no solo los molinos de Estella), la misma iglesia parroquial y por supuesto, los viñedos. Arbeiza, curiosamente, fue un pueblo con numerosas viñas, quizá las últimas por estas latitudes. Aquí también se podría investigar mas a fondo sobre las viejas bodegas que sin duda debió haber en el pueblo. No podemos olvidar las gentes, las personas que dan vida a lo que hemos relatado hasta ahora: canteros, labradores, palacianos, destacados clérigos e importantes escritores, poetas y pintores, por supuesto. Pero de todo ello, en lo que nos hemos centrado en esta obra, principalmente, es en el tema de la Virgen de los Conjuros, por ser lo más llamativo, extraordinario o curioso del lugar. El tema de la Virgen de los Conjuros es un asunto muy desconocido para el gran público, que por otra parte siempre está interesado en temas de brujas y de magia. Ninguno de los grandes trabajos sobre la brujería han abordado el caso de Arbeiza (ni Julio Caro Baroja en Las Brujas y su mundo o en Brujería Vasca, ni tampoco Florencio Idoate en La Brujería en Navarra y sus documentos) trataron sobre la Virgen de los Conjuros. También era un tema desconocido para mí, cuando empecé la investigación, pero enseguida me despertó la curiosidad y finalmente me condujo a llevar a cabo esta obra. Como resumen o síntesis de la historia: hay una iglesia en un pequeño pueblo de Navarra, Arbeiza, que desde antiguo venera una imagen de la Virgen María, de Santa María. En un momento determinado, sin que podamos precisar cuando fue exactamente, pero desde luego hace mas de cuatrocientos años (probablemente a finales del siglo XV), se le atribuyen a esta imagen de la Virgen poderes para curar enfermos, pero de enfermedades que podemos calificar psíquicas o mentales: personas endemoniadas, gente con mal de ojo, hechizados, embrujados, matrimonios con problemas de convivencia y un largo etcétera de afecciones sobre el comportamiento, también de animales domésticos y de plagas contra los campos. A partir de entonces, se produce una auténtica marea de peregrinos a Arbeiza, que con diversos altibajos, acuden hasta aquí dando lugar a un sinfín de cuentos y leyendas. ¿Todo este fenómeno tiene base real, es cierto? Sí, ocurrió y está demostrado, como se recoge en el libro. ¿Cuál grande fue este fenómeno? Pues, muy notable: Arbeiza fue el lugar más importante de peregrinación contra la brujería de toda esta parte del norte de España (País Vasco, La Rioja y Aragón). Fue notable por la cantidad de gente que venía (hemos recogido datos de varios siglos y la incidencia fue muy destacada, incluso en el siglo XX), fue notable el número de lugares de procedencia, al menos 200 km alrededor, que es muchísimo para aquella época, fue notable porque incluso hubo que abrir una posada para los peregrinos, fue notable por la cantidad de réditos que estos visitantes generaban en la iglesia, fue notable porque hubo gente encarcelada por hechos ocurridos alrededor de este fenómeno y fue notable porque todavía hoy en día ha quedado algo de estas antiguas creencias en la Virgen de los Conjuros, curiosamente fuera de Navarra (Logroño, Álava, Barcelona, etc). Deseo que disfrutéis leyendo estas páginas. También espero que esto sirva o contribuya a la difusión cultural, a que no se pierdan ni caigan en el olvido estas antiguas leyendas, creencias o tradiciones y finalmente quisiera dar la enhorabuena al pueblo de Arbeiza, porque este pueblo es realmente el protagonista de esta historia. Yo soy solo un mero instrumento, un transmisor y es Arbeiza quien ha tejido y protagonizado esta historia y es también de sus pobladores, de donde ha partido este interés por descubrir su pasado.